viernes, 26 de septiembre de 2014

La vulgaridad se instaló en Roma



La vulgaridad se instaló en Roma


"Lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho a la vulgaridad y lo impone dondequiera". Esta sentencia de José Ortega y Gasset, escrita hace 70 años en La rebelión de las masas, mantiene toda su vigencia. Y así lo atestiguamos los católicos día a día con quien se sienta en la silla petrina

Teniendo en cuenta que vulgar se define como "ausencia de maneras" tal como lo describía Finkielkraut, vemos precisamente que quién debería caracterizarse por buscar la excelencia, actúa de manera contraria y hemos visto el desprecio furioso de las formas, de la cortesía, de las fórmulas convencionales de respeto, de la jerarquía, de lo sagrado, etc. Todo esto nos habla de un hombre vulgar que quiere establecer la vulgaridad como parámetro en la vida de la grey que debería pastorear, degradando de esta manera el Ministerio Petrino, que cabe señalar, no es suyo, es depósito de la Iglesia, por tanto el único dueño es nuestro Señor Jesucristo y no tendría potestad para reducir a simple cargo político el cargo que Cristo dio a su Iglesia "Pedro Príncipe de los Apóstoles" Así que, en el momento de asumir tamaña responsabilidad se sabe que no se puede actuar cual patán, que no es un cargo meramente populachero, él es el Sumo Pontífice, ésta forma de comportarse hace pensar y sospechar en lo que podrá esconderse detrás de ese actuar. Quisiera por un momento pensar que es ignorancia y que no se trata de lo maquiavélico que puede resultar el pensamiento de un simple y mal estudiado político, pero aun en la ignorancia no se puede desconocer la responsabilidad que implica semejante cargo y de ninguna manera puede atenuarse el que por su culpa se confunda y se relativice lo sagrado con todo el agraviante que esto conlleva.

"Al pueblo lo que el pueblo, quiere," "El pueblo siempre tiene la razón"

Estas muy populares frases me remiten a un debate con un sujeto donde el mencionado sujeto se atrevió a decir  "la Iglesia es una perfecta democracia" al mas puro estilo de la teologia de la liberación, ideología infiltrada que ha empobrecido la espiritualidad de quién la fomenta y recibe, cambiando espiritualidad por activismo, caridad por filantropía, teocentrismo por antropocentrismo, quitando a Dios de en medio, saboteando la verdad, dando esto por resultado lo que es notable en el Papa actual, mediatismo, pan y circo para el pueblo, del alimento espiritual nada, que mueran de inanición espiritual quienes buscan ser congruentes con el evangelio de Cristo, castigos y retiro de puestos a quien le estorbe en su aspiración de vulgarizar totalmente a la Iglesia, Pero estas formas de pensamiento no es mas que fruto de años de "nueva teologia" que se ha encargado de tergiversar la verdadera fe dejando en su lugar falsas concepciones sumiendo al pueblo de Dios en una profunda ignorancia. 

Lo anteriormente expuesto se podría entender desde otros ámbitos, pero jamás desde el ámbito cristiano que exalta la virtud y la santidad como el mas alto logro que puede alcanzar el hombre a través  de los dones y gracias otorgadas a cada uno de nosotros por medio de la sabia y santa Iglesia, que con sus 2,000 años ha cumplido su misión reflejándose en incontables frutos de santidad distribuidos por el resto del mundo para gloria de Dios. Esa vulgaridad del Papa rompe con la Tradición y va en contra del camino trazado por simple y llana soberbia, este otro camino tomado por el Papa implica un gran riesgo, y algunos dirán como dice un dicho popular "el que no arriesga no gana" pero en el caso de nosotros, los cristianos, la derrota siempre conducirá a la muerte, por eso el camino de la humildad, -y estoy hablando de la verdadera humildad-, es aceptar que los que le precedieron, junto con las formas, el amor por lo sagrado, el ejemplo y el trabajo para la Verdad y por la Verdad, da muchos mejores frutos que la vulgaridad de gobernar como uno mas sin atender lo que es primordial, la salvación de las almas.


El blog.

domingo, 6 de julio de 2014

[CATÁRSIS]LA MEDIOCRIDAD GALOPANTE DE LOS GRUPOS CATÓLICOS DE FACEBOOK

Antes que nada, las respectivas disculpas del caso por tener nuestra bitácora tan abandonada.

El asunto que nos impera tratar es en referencia a las miríadas de grupos católicos que se dedican al ministerio apologético en las redes sociales, es decir, aquellos lugares donde cristianos formados y bien fundamentados en su fe comparten su sapiencia con otros hermanos mas o menos instruidos o para nada instruidos.

Y el Facebook, como es la vidriera virtual del mundo, aquellos que tienen cierta reputación como buenos apologetas ya sea por su elocuencia y preparación, se han convertido en vacas sagradas.
Ejemplo de apologeta católico vaca sagrada
Y como es de esperarse, la apologética virtual se ha convertido en un escaparate de egos. No vamos a citar a ningún gordo bigotudo que sale en cierto canal católico internacional comandado por una monjita muy simpática. Pero si vamos a dar una recopilación de frases célebres que se leen por esos pagos (dejen sus aportes en los comentarios) :
  1. "Pero si sale en EWTN y además es director de Nazi Aci Prensa y encima que es el medio oficial del Vaticano. El Papa lo aprobó! Y si lo dijo el Papa, lo dijo el mismo Dios. Y no pueden errar porque hay teólogos de prestigio detrás". 
  2. "Debemos siempre dar testimonio cristiano. Si es necesario borrar cualquier post en contra de la comunión en la pata mano, lo haremos. Los hermanos deben sentir que nuestro grupo hay paz, armonía y caridad. Que pensarán los hermanos si ven peleas aquí?" (este jamás leyó sobre lo incidentados que fueron algunos Concilios de la Iglesia).
  3. "Esa es una invención de los lefebvristas que odían al Concilio Vaticano II y a los Papas. Los lefebvristas son los nuevos fariseos que quieren bloquear a los hermanos, Jesús era sencillo y despreciaba todos los lujos." (lo dijo un aprendiz de la Teología de la Liberación, con postgrado en la Escuela de Boloña que olvida el pasaje donde una mujer lava con sus cabellos un perfume carísimo los pies de Nuestro Señor). 
  4. "Si van a pelear, sigan la discusión en privado. El hermano Sinforoso no tiene porque darle explicaciones a usted." (lo dijo un "administrador" de un grupo de esos que estamos estudiando cuando Sinforoso acusó a cierto santo de la Iglesia de decir que organizó y dirigió una matanza de herejes. Ya que estamos en el mundial, usemos jerga futbolística. En lugar de buscar aclarar, embarró mas la cancha. Y no contento, expulsa al hijo del santo en cuestión que exigió a Sinforoso pruebas de su argumento, dejando a Sinforoso en la más absoluta impunidad. Y luego nos quieren vender el cuento de que cierto obispo francés, misionero el, es el lobo feroz malvado de la película.)
  5. "Dios es amor, recibe a todos sin condiciones, como al hijo pródigo. Los que piensan como el hermano mayor deben liberar su mente, porque lo que hacen es reprimir a los hermanos con imposiciones absurdas." (lo dijo un "cantante" católico con el ego de aquí a la galaxia de Andrómeda que predica la misericordia sin arrepentimiento, obviando, solo Dios sabe si es adrede o no, que la mejor prueba de amor para Dios es guardar sus mandamientos, tal como el nos lo pidió).
Eso es lo que me acuerdo por ahora. Sus aportes son bienvenidos en la sección de comentarios. Si tienen capturas de pantallas de las ocurrencias que suelen leer, compartanlas con nosotros. Con eso haremos un megapost y un Salón de la Vergüenza Fama.



lunes, 10 de marzo de 2014

ORACIÓN, AYUNO Y MISERICORDIA SON INSEPARABLES


De los sermones de San Pedro Crisólogo, obispo (Padre de la Iglesia)
(Sermón 43: PL 52, 320. 322)
 
La oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe.
 
Tres son, hermanos, los resortes que hacen que la fe se mantenga firme, la devoción sea constante, y la virtud permanente. Estos tres resortes son: la oración, el ayuno y la misericordia. Porque la oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe. Oración, misericordia y ayuno constituyen una sola y única cosa, y se vitalizan recíprocamente.
El ayuno, en efecto, es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Que nadie trate de dividirlos, pues no pueden separarse. Quien posee uno solo de los tres, si al mismo tiempo no posee los otros, no posee ninguno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica.
 
Que el que ayuna entienda bien lo que es el ayuno; que preste atención al hambriento quien quiere que Dios preste atención a su hambre; que se compadezca quien espera misericordia; que tenga piedad quien la busca; que responda quien desea que Dios le responda a é1. Es un indigno suplicante quien pide para si lo que niega a otro.
Díctate a ti mismo la norma de la misericordia, de acuerdo con la manera, la cantidad y la rapidez con que quieres que tengan misericordia contigo. Compadécete tan pronto como quisieras que los otros se compadezcan de ti.
 
En consecuencia, la oración, la misericordia y el ayuno deben ser como un único intercesor en favor nuestro ante Dios, una única llamada, una única y triple petición.
Recobremos con ayunos lo que perdimos por el desprecio; inmolemos nuestras almas con ayunos, porque no hay nada mejor que podamos ofrecer a Dios, de acuerdo con lo que el profeta dice: Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias. Hombre, ofrece a Dios tu alma, y ofrece la oblación del ayuno, para que sea una hostia pura, un sacrificio santo, una víctima viviente, provechosa para ti y acepta a Dios. Quien no dé esto a Dios no tendrá excusa, porque no hay nadie que no se posea a si mismo para darse.
 
Mas, para que estas ofrendas sean aceptadas, tiene que venir después la misericordia; el ayuno no germina si la misericordia no lo riega, el ayuno se torna infructuoso si la misericordia no lo fecundiza: lo que es la lluvia para la tierra, eso mismo es la misericordia para el ayuno. Por más que perfeccione su corazón, purifique su carne, desarraigue los vicios y siembre las virtudes, como no produzca caudales de misericordia, el que ayuna no cosechará fruto alguno.
Tú que ayunas, piensa que tu campo queda en ayunas si ayuna tu misericordia; lo que siembras en misericordia, eso mismo rebosará en tu granero. Para que no pierdas a fuerza de guardar, recoge a fuerza de repartir; al dar al pobre, te haces limosna a ti mismo: porque lo que dejes de dar a otro no lo tendrás tampoco para ti.
 
 

miércoles, 19 de febrero de 2014

Del pensamiento de Nicolás Gómez Dávila.



`ser civilizado es poder criticar aquello en que creemos sin dejar de creer en ello` 

Gómez Dávila  es un perplejo mas en esta guarida de lobos rapaces en que se ha ido transformando la Iglesia, un valiente que denuncia bajo un grito suave, elegante, pero con la fuerza de la inteligencia, el compromiso y fidelidad a la Iglesia que lo caracteriza, como bien dice en uno de sus geniales escolios “Ciertamente no creo que para pensar, meditar o soñar, sea siempre necesario escribir. Hay quien puede pasearse por la vida con los ojos bien abiertos, calladamente. Hay espíritus suficientemente solitarios para comunicarse a sí mismos, en su silencio interior, el fruto de sus experiencias. Mas yo no pertenezco a ese orden de inteligencias tan abruptas; requiero el discurso que acompaña el ruido tenue del lápiz, resbalando sobre la hoja intacta”. (Notas, 15-16). y de esta manera hace una critica muy bien meditada, haciendo de sus pensamientos en los que se nota la madures de su espíritu un verdadero placer para el lector que gusta de ellos.

En el siguiente texto comparto un extracto de  "Un angel cautivo en el tiempo" por Franco Volpi.


Gómez Dávila dibuja una visión sombría y desilusionada, pero lúcida e iluminadora del desolado paisaje de la modernidad y de sus dudas nihilistas. No es que él se complazca en naufragar en un cupio disolvi, al contrario: él pretende atestiguar, entre las ruinas, una verdad imperecedera, a la que su existencia se aferra: “No pertenezco a un mundo que perece. Prolongo y trasmito una verdad que no muere”. (Escolios II, 500). El resultado es un antimodernismo inflexible e intransigente, basado en la inamovible convicción de que “La humanidad cayó en la historia moderna como un animal en una trampa” (Escolios II, 471). “El mundo moderno resultó de la confluencia de tres series causales independientes: la expansión demográfica, la propaganda democrática, la revolución industrial” (Sucesivos Escolios, 161). Esto desemboca en la barbarie de la humanidad actual, que “sustituyó el mito de una pretérita edad de oro con el de una futura edad de plástico” (Escolios II, 88) y que “destruye más cuando construye que cuando destruye” (Escolios I, 251). Por tanto no hay que hacerse ilusiones: “Los Evangelios y el Manifiesto Comunista palidecen; el futuro está en poder de la Coca-Cola y la pornografía” (Sucesivos Escolios, 181). La modernidad ha abierto las puertas de par en par al ingreso triunfal en la historia a los tres enemigos más radicales del hombre: “el demonio, el estado y la técnica” (Escolios II, 75). El demonio porque es la perversión de la trascendencia, el estado porque entre más crece más disminuye al individuo y la técnica por ser una permanente tentación de lo posible. Todo esto basado en una paralizante conjetura: “El Anticristo es, probablemente, el hombre” (Escolios I, 254).


lunes, 3 de febrero de 2014

DE DONDE VIENE EL ODIO A LA FSSPX?

A continuación reproducimos la traducción de un articulo del blog brasileño "APOSTOLADO TRADIÇÃO EM FOCO com Roma" un articulo que busca echar luces del porque tanto odio a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Lectura sin desperdicio.

Tened en cuenta que la realidad eclesial del Brasil no es muy diferente a la del resto de America Latina. Hay más semejanzas que diferencias. NOTA: LOS APUNTES ENTRE PARENTESIS SON COMENTARIOS DEL TRADUCTOR A FIN DE ENTENDER EL CONTEXTO.

Enlace del artículo original.

DE DONDE VIENE EL ODIO A LA FSSPX?

Es verdad que el Brasil esta atravesando un duro proceso de protestantización. Mientras que el país con mayor cantidad de protestantes del mundo gana más católicos fieles, el supuesto mayor país católico del mundo se da todo lo contrario. Eso es una muestra del acervo cultural de los estadounidenses en relación a la Republica de las Bananas donde nacimos (en alusión al Brasil).

El año pasado, por ejemplo, 150.000 personas se bautizaron en los Estados Unidos, con una fuerte presencia de adultos y ex protestantes.
Antes de entrar a analizar algunas cosas, debemos aclarar que las conversiones a la Iglesia siempre llevan una característica doctrinal, cuando no sucede lo contrario.

DIOS MIO, DIOS MIO ¿POR QUÉ LE HEMOS ABANDONADO?



Es sorprendente como el mundo católico lleno de alegría por recibir al nuevo Pontífice ha pasado por alto un hecho que a nuestro entender es, como poco, alarmante; y precisamente por eso escribimos este artículo para tratar de tocar las conciencias de los fieles católicos para que jamás se vuelva a repetir ni a permitir lo que se ha vivido este año.
Sí, queridos hermanos, estamos hablando de la injusticia que Su Santidad Benedicto XVI ha tenido que sufrir incluso desde antes de su Pontificado, durante el tiempo del mismo, y que ha culminado con su renuncia.
Cierto es que la elección de un nuevo Pontífice siempre llena de alegría todas las almas devotas, entre las que nos incluimos, pero esta vez, había algo que todo el mundo olvido demasiado rápido: ¡Benedicto XVI había renunciado!  Algo inaudito que, por mucho que digan, jamás se ha dado en la historia en las circunstancias que todo esto ha sucedido.
A todos nos ha cogido por sorpresa esta noticia, y aun después de estos meses cuesta recordar ese momento de la historia de la Iglesia. Y precisamente por eso, hoy quisiéramos pedir que todos los católicos -y aún no católicos- hagan memoria y analicen sus conciencias, porque muy fácilmente olvidamos cuando no nos conviene recordar.

¿Qué ha sucedido durante todo el pontificado de S.S. Benedicto XVI?
Pues comenzaremos desde el principio: los días previos a su elección.
El mundo conmocionado por la muerte de Su Santidad el ahora beato Juan Pablo II, no cesaba de mirar con recelos al por el momento Cardenal Ratzinger  ante la posibilidad de su  elección, ya que su carrera como Teólogo y hombre de fe era sobresaliente y tenía todas las papeletas de ser elegido.
Los apelativos no tardaron en llegar, e incluso antes de que el mundo viese salir al Balcón de la Plaza de San Pedro al nuevo Pontífice, ya estaban criticándole en todos los medios de comunicación y centrando su atención, no en aplaudir al nuevo Pontífice, sino en afirmar que fuese como fuese e hiciese lo que hiciese no le iba a llegar a su predecesor  “ni a la suela de los zapatos” y que “a ver si no duraba mucho y solo era un papa de transición”.

Que Dios me perdone, pero el hecho de atreverse a hacer esta clase de afirmaciones no tiene calificativo posible, y sin embargo,  el mundo católico calló y pasó por alto estas aberraciones como parte del duelo por el fallecimiento del gran Juan Pablo II.
Sin embargo, con el paso de los días se vio que algo atípico estaba pasando en torno a la figura de Benedicto.

Los medios de comunicación, que por supuesto acabaron manipulando la opinión social global, no dejaron de acusarle durante todo su pontificado con toda clase de calumnias por multitud de escándalos, gritando su dimisión y hasta llegando a amenazarlo con llevarlo a los tribunales.
Siguiendo el ejemplo del Buen Pastor, Benedicto dio la cara defendiendo a toda la Iglesia y cargando sobre él la responsabilidad de actos que a mala fe fueron hechos por enemigos de la Iglesia.
Y los que en otro tiempo se hubieran levantado con tal de que el Sumo Pontífice no sufriese daño alguno, sus propios hermanos de dentro de la Iglesia católica entre los que nos debemos incluir todos nosotros le abandonamos. Las opiniones pasaron a ser extremistas: o bien se acusaba de manera abierta a Benedicto XVI o bien se permanecía en silencio. Pocas voces se escucharon que le defendiesen. Y como había pasado con Cristo en su momento, ante la prueba todos le abandonamos, y dejamos así, solo y vendido en manos del enemigo al que era el representante de Cristo y custodio de su Santa Iglesia.

Desde el principio del pontificado, Benedicto XVI no cesó de hablar de los enemigos de la Iglesia, que estaban atacándola y que teníamos que dar la cara por ella, que se habían infiltrado incluso dentro de sus filas y que no cesásemos de pedir al Señor por el bien de la Santa Iglesia tan gravemente amenazada…
¿Quién le escuchó? Nadie. Todos estaban distraídos pidiendo que “rodara su cabeza” y su dimisión inmediata. Su rechazo llegó incluso desde la propia política internacional, subvencionando movimientos como aquel paralelo a la JMJ en Madrid con aquel detestable “Benedicto: yo no te espero”, y las manifestaciones ateas a lo largo y ancho de este mundo que desplegaban pancartas ridiculizando y amenazando al Santo Padre.

El escándalo Vatileaks sacó al público lo que Benedicto XVI había afirmado en muchas ocasiones: la presencia de enemigos en las filas de la Iglesia Católica que estaban tratando de socavar sus cimientos desde dentro, y sin embargo, la opinión pública, en lugar de abrir los ojos a la verdad, culpó al Pontífice de lo sucedido y con toda clase de calumnias aprovecharon para añadir peso sobre la cruz que apenas podía ya soportar y que no le correspondía cargar, ya que era inocente.
Después de varios años sufriendo una cruz que jamás debía haber cargado solo, con el anuncio de su renuncia, realizada del modo más humilde y sincero, manteniendo en silencio todo su dolor, pero expresándolo por sus lágrimas, se podría haber esperado un poco más de piedad cara a su persona, pero en lugar de apoyarle, de animarle y de permanecer a su lado, el mundo que jamás le abrió el corazón, lo dejo ir sin más, sin preguntas, sin cuestionamientos. Al contrario, la única alabanza que este Gran Siervo de Dios tuvo en su vida pública ha sido esta: el mundo aplaudió su renuncia.
Muchos afirmaron en su momento que parecía que había una conspiración en su contra, pero se pensó que estos ataques tan bien coordinados iban destinados únicamente a destruir a la Iglesia Católica en general, pero a día de hoy todo lo sucedido da mucho que pensar.

Al contemplar a todos los medios de comunicación volcados en aplaudir hasta el último detalle de Francisco I aun antes de que hiciese nada, mientras que Benedicto XVI fue martirizado en vida y relegado al olvido en una habitación perdida del fondo del Vaticano, un pesar invade nuestra alma.
¿Por qué se ha cometido tal injusticia? ¿Por qué hemos permanecido en silencio?
Mientras fue cardenal, nadie se ha alzado a denunciar las injurias que padecía un Ministro de Cristo, mientras fue Papa, nadie se ha levantado a defender de las calumnias al mismísimo Vicario de Cristo, y ahora, que ha sido relegado en su ancianidad al olvido, nadie le recuerda. Sin duda, un día se nos pedirá cuentas de todo lo acontecido, porque todos, todos y cada uno de nosotros, le hemos dejado solo.

Recemos por él y no permitamos que esta escena vuelva a repetirse.

Tomado del blog Cruzada por Cristo

domingo, 2 de febrero de 2014

VERDADERA Y FALSA PIEDAD

Texto de Monseñor Straubinger
(1), respecto a la piedad y su deformación.

Más de una persona que quiere ser piadosa, se dedica a una piedad sentimental, y está convencida de que no será oída por Dios, sino recitando tal fórmula determinada, y esto delante de tal imagen determinada y no de otra, y en tal día y no en otro, y cree esto con tanta firmeza como si lo hubiese leído en el Evangelio, mientras ignora casi por completo las palabras de vida que allí nos dejó nuestro divino Salvador.

A tal persona no le falta lo que se llama devoción -es tal vez la más piadosa de la parroquia- pero sí, la recta espiritualidad. No sabe distinguir entre lo esencial y lo secundario, y así se trastorna en ella el orden de los valores, de modo que los de poco valor le parecen más importantes que los de primera categoría. Es porque esa alma se deja llevar, sin darse cuenta, de un espíritu seudo religioso, que es precisamente la mejor arma del diablo para corromper las almas piadosas.

Peor es el caso de los que tienen una religiosidad enfermi­za, como aquélla que San Pablo estigmatiza en II Tim. 4, 3-4, diciendo que habrá hombres, que "no soportarán más la santa doctrina, antes bien con prurito de oír se amonto­narán maestros con arreglo a sus concupiscencias. Aparta­rán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas". El Papa Benedicto XV cita este pasaje en la Encíclica "Humani Generis", donde exhorta a los predicadores a no ambi­cionar el aplauso de los oyentes, y agrega: "A éstos les llama San Pablo halagadores de oídos. De ahí esos gestos nada reposados y descensos de la voz unas veces, y otras esos trágicos esfuerzos; de ahí esa terminología propia únicamente de los periódicos: de ahí esa multitud de sen­tencias sacadas de los escritos de los impíos, y no de la Sagrada Escritura, ni de los Santos Padres".

Agradecemos al Sumo Pontífice la franqueza con que azota aquí las faltas que algunos hacen en la predicación, con lo cual da a entender que las aberraciones espirituales de los fieles tienen su paralelo en las desviaciones de los predi­cadores.

La religiosidad de esta clase de cristianos es un problema. "Tendrán, como dice San Pablo, ciertamente apariencia de piedad, mas niegan su fuerza" (II Tim. 3, 5), o sea, su es­píritu. A la gran masa le gusta tal deformación de la reli­gión, porque exige poco: solamente algunas "apariencias" piadosas, las más baratas posibles: en lo demás, libertad para vivir la vida, pues esos hombres son "amadores de los placeres más que de Dios" (II Tim. 3, 4). ¡Con qué cla­ridad San Pablo ha visto nuestro tiempo! Y le dio tam­bién el nombre que le corresponde: tiempo de apostasía, apostasía práctica, por supuesto, ya que las "apariencias" de piedad impiden la apostasía formal. La apostasía disfra­zada es para el Apóstol de los Gentiles "el misterio de la iniquidad", del cual habla en II Tes. 2, 7 ss., para abrirnos los ojos sobre los espíritus que nos engañan bajo forma de piedad y aparatosa religiosidad, incluso aparicio­nes.

(1)  Espiritualidad Bíblica, pág. 26-27


“Boletín de la Tradición Católica. FSSPX. Córdoba. Enero de 1989”.

viernes, 24 de enero de 2014

EXTIENDE TU MANO

Evangelio según San Marcos 3,1-6. 
Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo. Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: "Ven y colócate aquí delante". Y les dijo: "¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?". Pero ellos callaron. Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: "Extiende tu mano". El la extendió y su mano quedó curada. Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él. 


En estos tiempos en que la Misericordia de Dios esta de moda y se vende al por mayor en el supermercado bajo el nombre de "misericordina", el Evangelio del día de ayer, nos retrata en forma elocuente no solo que Dios tiene poder para perdonar, pero que Dios no sana sin el hombre aceptar y dar un paso verdadero y esforzado hacia la recepción de ese perdón. Hoy en día se tiene una idea fallida del amor de Dios, el "por todos" en vez de " por muchos" se nos ha subido a la cabeza. Jesús en el Evangelio le pide al tullido que extienda su mano,  pero como es esto? si esta tullido? como es que le pide que extienda la mano cuando no la puede mover? pues tiene la otro mano y con ella puede ayudarse a extender la mano tullida! Jesús esta siempre empujándonos a la virtud de la magnanimidad, a esforzarnos por valorar su amor,  por dar pasos a recibir ese amor que en esencia es eternamente incondicional, pero que no puede obrar plenamente de no decir nosotros un si activo. Dios tiene poder de sanar, pero esta en nosotros libremente aceptar o no esa sanación. Hay una lucha que el tullido debe hacer por extender el brazo hacia Dios que le quiere sanar, esa lucha es nuestra lucha diaria por dar pasos hacia el encuentro con Dios, quien siempre esta dispuesto. La Redención es para todos pero la Salvación es para quien la quiera aceptar. Así como Cristo en este pasaje no solo le pide al hombre de la mano tullida que extienda la mano sino que primero se ponga "delante" de El, así también es necesario que el hombre doble rodilla ante Dios, reconozca la necesidad que tiene el alma del obrar de la Gracia... sin esto, el tullido no podría ser sanado...El de la mano tullida tuvo que luchar contra el miedo, la vergüenza y el que dirán y ponerse en frente de Cristo y de todos quienes no creían. Esta lucha la hacemos hoy también nosotros, y se traduce en la persecución que se hace de aquellos que son " demasiado religiosos", hoy día  la virtud de la religión es mirada como un rasgo de "fanatismo". El tullido tuvo que combatir miedos para ponerse delante de Dios y ser sanado, del mismo modo nosotros debemos ser valientes para ejercitar nuestra fe ante el mundo y dar pasos efectivos para recibir el perdón y la paz.

jueves, 23 de enero de 2014

La pastoral del "todo vale" (I) - Grotesca forma de promover el Santo Rosario

Comenzamos a partir de hoy una serie de entregas de lo que denominamos, la pastoral del "todo vale" que son recopilaciones de "iniciativas pastorales" que tienen por objetivo "estimular a los católicos y en especial a a la juventud en la práctica de la vida religiosa". 

Todos saben que el Rosario es la devoción de la Iglesia de occidente por excelencia. Santo Domingo de Guzmán en su cruzada contra los albigenses en Francia recibió de manos de la Santísima Virgen una singular herramienta espiritual para vencer a los enemigos de la Iglesia. Y esa devoción es la del Santísimo Rosario, que en su forma actual (con los misterios) fue codificada por el Papa San Pío V al poco tiempo de acabar el Concilio de Trento.

Muchos santos han escrito tratados sobre esta especialísima devoción, entre los que destacan San Luis de Montfort. Todos los santos de la historia se han servido del rezo del Santo Rosario para alcanzar la perfección espiritual. El Papa Leon XIII era un gran devoto del Rosario y escribió un gran número de encíclicas sobre el Santo Rosario.

La Santísima Madre de Dios dijo a los tres pastorcitos en Fátima:
Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene; que continuéis rezando el rosario todos los días, en honor de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo Ella lo puede conseguir. (13 de julio de 1917) 
Y es así, con el Rosario se han ganado grandes batallas. La Iglesia concedía especiales indulgencias a quienes se dedicaban a rezarlo. Pero, de un tiempo a esta parte, que ha sucedido con el rezo del Rosario?

Por algún misterio, el rezo del Rosario quedó relegado a una devoción de mujeres, de ancianas, de las viejitas de la Legión de María de la parroquia del barrio. Aparentemente, nada atractiva, inclusive, es vista por los jóvenes como una aburridísima secuencia de oraciones "repetitivas". "Los jóvenes quieren divertirse" dicen los catequistas. "Por eso hacemos dinámicas y juegos para que tengan ganas de venir a la parroquia" continuan diciendo.

La vida espiritual, la vida de oración es un componente nuclear de la vida cristiana. Ya no se estimula la oración en las catequesis. Los jóvenes dizque católicos ya no rezan devotamente. Ni a confesarse van! No se inculca el valor infinito de la oración y es así como muchos pierden la fe y abandonan la práctica religiosa.

Y ante esa necesidad de inculcar la oración, hay católicos, tal vez no malintencionados que procuran que los jóvenes y adultos se interesen por el Rosario. Nos hemos topado con un spot publicitario, que "invita" a rezar el Rosario. Escúchenlo ustedes.

https://www.youtube.com/watch?v=nGo4lkFv4JM

El fin no justifica los medios. Los diálogos tienen una connotación cuasi erótica. "Estabamos solos mi novia y yo en su casa y entonces dijimos por qué no lo hacemos?". El que hizo esto, realmente tiene aire en la cabeza o quiso llegarles a los jóvenes con las cosas santas de la misma forma que el mundo presenta lo que el mundo ama, de manera sensual y apetitosa, bajo un aire de lujuria. Una mente morbosa se recordará de lo que parece el mensaje y no del mensaje mismo, es decir, le olerá a bajos instintos. Y el mensaje es ofensivo. La gran arma del Cielo ha sido rebajada a un juguete, a algo sin valor.

Y así es como fracasan las pastorales modernas, cuando se mundaniza lo sagrado, se pierde inmediatamente la fe. Entendemos la necesidad de llenar los salones parroquiales, pero esta no es la forma. Como pretenden mostrar a la Divina Majestad en el lenguaje diluido y hueco de la juventud de hoy día? No es mejor enseñar el método montfortiano o establecer como regla de los encuentros de grupos juveniles el rezo del Rosario ante el Santísimo Sacramento expuesto?

Estos jóvenes no se convertiran ni abrazaran la oración mientras no sepan por qué y para qué se reza. Y si por ahí quien puso el vídeo en Youtube lee esta entrada, sepa bien y no olvide que ha fracasado. Mas le valdría pedir Espíritu Santo antes de ofender a lo que es santo.

Dios nos agarre confesados y comulgados. +




martes, 21 de enero de 2014

Digresión sobre la Obediencia




(fragmentos), de El Ruiseñor Fusilado.
P. Leonardo Castellani



La "santa obediencia" es una gran virtud. Pertenece al género de las virtudes morales, que se discute si en el cristiano son infusas o no son infusas; y a la especie de la virtud de la "Religión"; al cuarto mandamiento, Primera Tabla; deberes para con Dios, y no para con el prójimo: los padres representan a Dios.
...
No hay que confundir la obediencia con la paciencia. Tener que hacer cosas absurdas por fuerza, no es obediencia sino paciencia. Y si se acaba la paciencia (porque la paciencia se acaba, algunas veces depende incluso de las fuerzas físicas), surge una singular especie de "desobediente".

De la santa obediencia (del poder de hacerse obedecer) se puede abusar, como de cualquier otra cosa. Si no existieran hoy día abusos, no solamente históricos (como nos consta), sino también teóricos de la santa obediencia, no nos meteríamos en este espinoso tema.

"¡Calla, calla, tapa, tapa!" Hay tiempos de callar y tiempos de hablar. O somos o no somos teólogos... periodistas.

Es conocida y famosa en la literatura ascética la Carta de la Obediencia, de San Ignacio de Loyola. Es una especie de tratadito apologético de esta virtud a los Estudiantes Jesuitas de Coimbra, impregnada de una vehemente exhortación. Escrita por Luis de Polanco, género retórico, sin errores teológicos, por supuesto, pero sin la teología completa de esta virtud; la cual no era su fin, desde luego. No es un escrito "científico", sino oratorio, exhortatorio.

Con ejemplos, ponderaciones y discursos trata de la excelencia de esta virtud, a la cual llama "ciega"; y da medios para practicarla. No está aquí la decantada frase perinde ac cadaver, aunque sí la comparación con el bastón de hombre viejo, de tanta menta. Dice que la obediencia es una virtud que trae consigo a las otras, las imprime y las conserva; que el que la posee a la perfección está en estado de perfección evangélica; qu se apoya en la virtud teologal de la fe y se le parece. Todo esto es verdad incontestable.

Mas la "carta" no define el fin específico de la virtud de la obediencia, su esencia filosófica, ni su dependencia de las otras virtudes. Apunta si de paso, sin explicación nada, sus topes extremos, que son el absurdo y el pecado; vale decir: no se puede obedecer en lo que es ilícito; y no puede haber "obediencia de entendimiento" delante de algo manifiestamente falso.

Notemos de paso que la expresión "obediencia de entendimiento" es metafórica y no exacta. La obediencia es una virtud de la voluntad y su sujeto no puede ser el entendimiento. "Obediencia de entendimiento" sólo puede significar obediencia en la que (por justas razones o sin ellas) se suspende el ejercicio del entendimiento. En suma, la voluntad puede hacernos cerrar los ojos; pero no puede hacer que veamos árboles azules o ranas con pelos, a ojos vistas.

No es necesaria ni es posible esta carta (mediocre y tosca en su teología, pero correcta en puridad) para explicar los abusos actuales de la santa obediencia, a que nos referimos arriba: basta para ello la pícara condición humana, y el apetito de mandar, tan fuerte en el hombre como los otros apetitos; y aún más fuerte a veces en los que han renunciado (mal) a otros apetitos -en virtud de la "ley de compensación". Hay casos en que la perra de la lujuria, echada por la puerta, vuelve sigilosamente por la ventana...

El abuso no procede de aquí, como estiman Chesterfield, Huxley y otros muchos; pero es posible que el abuso una vez existente haya encontrado punto de apoyo en la unilateralidad del documento, en su incompletitud teológica, su exageración encomiástica y sus ejemplos simplistas, que si no son tomados cum mica salis, pueden hacer concluir erróneamente. Es sabido que toda práctica (viciosa o no) tiende siempre a hacerse su teoría o a tomarla prestada en cualquier parte.

La práctica viciosa con respecto a la obediencia religiosa se podría resumir en estas proposiciones teóricas-falsas:

- La obediencia es la principal de las virtudes.
- La obediencia suple a las otras virtudes.
- La obediencia suple, por ende, a la conciencia; se puede abandonar la propia conciencia (y es fácil, cómodo y seguro) en manos ajenas.


Esto es falso y llevaría a una monstruosidad; a la obstrucción de la espontaneidad vital del hombre y, por tanto, de toda moral; y a la substitución, por lo jurídico y lo mecánico, de la vida interior, propia de cristianismo. Cristo liberó la conciencia humana del yugo insoportable de la religión exterior y formalista del fariseo; nos liberó de "la Ley", como repite hasta el cansancio San Pablo.

Santo Tomás advierte (y es obvio) que el hombre está obligado a consultar su conducta con su propia razón; pues no será por la conciencia de otro que será juzgado por Dios, sino por la propia. Abandonar y suprimir el ejercicio de la propia razón en cuanto a lo más importante de la vida, la propia conducta moral, sería una mutilación y un crimen -lo mismo que sacarse los ojos-, si es que fuera posible físicamente extirpar la propia conciencia del todo.

No dice esto la "carta" ciertamente; pero no se puede negar que sus expresiones místicas y ponderativas tiran hacia allá y dan asa a la interpretación que Pascal, Chesterfield y Huxley le dan, de donde salió la vulgar calumnia contra los jesuitas, de "suprimir la personalidad humana". Demasiadamente preocupado por reducir al súbdito que obedece a poco, Polanco olvida al superior que manda demasiado.

Pero mandar demasiado existió mucho antes que esta carta: siempre. Es una acariciada tendencia de la condición humana, la voluntad de poderío. Hay tres tipos de esos hombres que los españoles llaman mandamás: el inepto, el prepotente y el perverso.

Hay hombres que abusan de la autoridad, por lo mismo que tienen poca, como esos hombres sexualmente débiles que son extremadamente salaces. Teniendo pocos dones de mando, pocas luces o poco prestigio o poca energía y constancia, en suma, poca aptitud nativa, y estando (indebidamente, por cierto) en puesto de autoridad, para mantenerla no tienen más remedio que exagerarla, haciendo alcaldadas, como dicen; y levantando mucho la voz en el Ordeno y mando. ¡El sargentón! El temor de no ser obedecidos o la semiconciencia de no merecer el mando, los hace mandones. Son más ridículos que temibles: el "comisario de campaña" puebla los sainetes argentinos.

El segundo tipo es más de temer, el prepotente. Ha sido ganado por el deleite de imponer su voluntad, que es un deleite como cualquier otro, y aún mayor que otros. Hay religiosos que por el hecho de haberse encerrado y haber renunciado a la mujer, se estiman ya libre del todo del mundo y sus pasiones: algunos de ellos caen en las pasiones espirituales, que son más peligrosas que las carnales -sobre todo cuando no han purgado a fondo (por la noche obscura) la raíz de las carnales. A algunos, las renuncias que han hecho les han dejado en el fondo una cicatriz, y a veces una verdadera úlcera de ressentiment; que busca sigilosamente "compensaciones"; y las halla. El poder corrompe siempre a aquel que lo desea; este hombre convierte a su prójimo en instrumento, y, por tanto, deja de ser su hermano. La angurria del mando, la sensualidad del poder, es una pasión tan peligrosa y más grave que la otra sensualidad; pero vaya usted a contar esto a uno de estos mandamases cuando ya se ha encaprichado y ha comenzado a endiosarse. El gusto de meterse en la vida y la persona del prójimo, de ser juez de sus actos y aun pensamientos, de cortarlo a la propia medida, de recoger la gloria del trabajo y del valer ajeno, de sentársele encima a uno que vale más que nosotros, se vuelve una pasión devoradora, que fácilmente se ciega y se ignora a sí misma, disfrazándose. Este mandamás todo lo hacer por Dios, por la Iglesia y por la Orden...

"Los Calzados (de aquel tiempo) -escribe San Juan de la Cruz- están tocados del vicio de la ambición, mas todo lo que hacen lo coloran de religión y celo del servicio divino: de manera que son incorregibles."


De esta pasión nacen los manejos por mantenerse en el poder, el ocultar fracasos, la simulación, el compadrazgo y el rasque con los otros sarnosos, las camarillas, la animosidad a los que pueden oponerse o simplemente ven claro; los informes falsos, la intriga, la mentira y la venganza; destrúyese como consecuencia inevitable la fraternidad y después toda caridad, incluso la simple convivencia.

La pasión del mando conduce a la perversidad: el tercer tipo de hombre que abusa de la autoridad es el perverso, el que destruye para tener la sensación de que él es dueño, de que él es más, es decir, en el fondo, de que es Dios: porque es el vicio capital de la soberbia lo que está aquí en el fondo. El gran caractólogo Klagues, en su penetrante estudio acerca de la perversidad, caracteriza al perverso como una "voluntad pura", un querer por querer, una monstruosa adjudicación del prójimo al propio capricho, solamente por ser capricho mío:

La maté porque era mía...
Y si ella renaciera
Otra vez la mataría...


Eso se ha visto; y no sólo por desgracia en el pobre gitano de la copla; esa ebriedad de la voluntad propia que únicamente se nutre ya de sí misma, que llega hasta la voluptuosidad de destruir, lo cual es perversidad; por la sencilla razón de que el destruir algo es el supremo acto de dominio. Los asesinatos repetidos y sin motivo alguno de los perversos clásicos, de un Jack-the-Ripper y un Bela Kiss -para no hablar de un Tiberio-, tienen en el fondo esta pasión llevada a la locura; pero existe mucho más frecuente el tipo "negativo", el funcionario destructor, que odia a todo lo que sobresale y siente un sordo rencor a la vida -"dolor del bien ajeno", como definen a la envidia. Es sabido que la ley del tirano es abatir toda cabeza que sobresalga. Haec lex tiranni est: onme excelsum in regno cadat.

"La envidia es la roña de los claustros" -dijo Unamuno-; mas cuando la envidia existe en los claustros, sobre todo esa envida general del "lebenracher" -que dice el alemán-, es mucho peor que una roña. Afortunadamente no existe, sino por excepción, según creemos.

Bastan estas ligeras indicaciones acerca de los tres tipos de "mandamás", el sargentón, el prepotente y el tirano, para comprender lo que vuelve a la "santa obediencia" una cosa non sancta, y la destrona de su categoría de virtud y de perfección humana, convirtiéndola en un "instrumento", que puede llegar a ser instrumento de muerte.

La pobre Carta de la Obediencia, como dijimos, no puede haber sido causa de esta desviación tan grande, carece de toda proporción con ella; sería un absurdo manifiesto creerlo. Mas bien, es plausible que haya sido ella misma un efecto del entronizamiento en Occidente del "hombre prometeico" sobre el "hombre yoanno" -que diría Schubert-, que suelen marcarlo como visible en este mismo tiempo, en el Renacimiento; es decir, el entronizamiento de la acción sobre la contemplación, del derecho sorbe la caridad, de lo exterior sobre lo interior en la cristiandad; la devoración de lo psicológico y lo personal, por lo jurídico, lo legal y lo automático -la "juricidad" eclesiástica, los códigos, reglamentaciones y edictos excesivos substituyendo a las relaciones flexibles y humanas de la amistad; la burocracia impersonal e impasible en el gobierno de la Iglesia. "No os llamaré siervos, sino amigos" -dijo Cristo.

Sea ello como fuere, la cuestión es que la obediencia es una virtud moral, que sólo puede permanecer virtud en el ámbito de la caridad y en acuerdo con la prudencia. La virtud cardinal de la prudencia regula todas las otras; la virtud teologal de la caridad las inicia y las corona. Sin esto no hay virtud verdadera, sino simulacros de virtudes; las virtudes no-donantes que odió Nietzsche.

No sería virtud alguna obedecer a un loco, evidentemente: como no lo es dejarse guiar por un ciego. Ponemos el caso extremo para que se vea lo que queremos decir. Si el loco tiene el poder y puede castigarme, me someteré para evitar mayores males, si acaso, pero eso no es virtud de obediencia. Es el caso que dice el hijo de Martín Fierro:

Dice creo San Francisco,
O quizá fie Samcho Panza,
Esta notable alabanza:
Que un superior bueno es ángel,
Pero un malo es semejante
A un loco con una lanza.


Prudencia es la recta regulación de lo por hacer; es la percepción de medios y fines. Si un medio no es pato para un fin, ni la autoridad del superior ni la "obediencia" (o sumisión) del súbdito cambiarán la naturaleza de las cosas, a la cual respeta siempre la prudencia. La obediencia versa siempre acerca de medios, no de fines. Entonces es el caso de manifestar su error al superior (cuando hay verdadera convivencia) o bien substituir el medio indicado por el medio apto, lo cual se llama interpretar la voluntad del supeior..., lo cual supone a su vez que el superior fue sincero.
...
Y éste es el otro caso en que no funciona más la obediencia, ni puede ser virtud, cuando no existe el ámbito y la atmósfera de la caridad, por lo menos en su grado mínimo. Rota la convivencia, luego no se puede hablar de obediencia.

Obedecer a un enemigo sería locura; porque un enemigo tira a destruirme. Sería suicidio. De modo que cuando surgen en un claustro oposiciones, animocidades personales y rencores -que pueden llegar al odio profundo-, hablar de obediencia o desobediencia es el cuento del tío. Lo peor para las víctimas de estas situaciones es que no surgen ellas de golpe, ni son claras al instante, sino que "devienen". Después de pasadas se ve claro; pero mientras devienen, la perplejidad de conciencia es una gran tortura, sobre todo para una conciencia delicada -porque la Iglesia tiene el poder de obligar "en conciencia", poder tanto más fuerte cuanto más fe y amor tiene el obligado. La tortura de la perplejidad de conciencia -the divided soul de los psicólogos-, es una de las peores que existen, dice Juan de la Cruz. ...

En resumen, esto es teología elemental, y aun puro buen sentido: la virtud de la obediencia no puede existir sino dentro de la caridad y junto a la prudencia. La caridad es el núcleo central del cristianismo -amar a Dios y amar al prójimo- y debe iniciar, acompañar y coronar todas las virtudes. Lo malo en el fariseísmo -que es substracción de la caridad- es que conserva las formas y las palabras de ella. "Extreme todos los recursos y finuras de la caridad, y después impóngale el precepto" -oímos decir una vez. El precepto era imposible e inhumano; pero se extremaron todos los recursos y finuras de la caridad: después se aplastó al tipo por "desobediente". Esto es una cosa muy seria dentro de la Iglesia; es peor que un crimen. Es el pecado contra el Espíritu Santo.

Tomado de: blog Castellaniana